Cuando el desagüe huele mal

Una de las situaciones más incómodas en una casa es el embozo de un desagüe

Habitualmente, viene acompañado de malos olores permanentes

Los residuos quedan atrapados en determinadas partes de la instalación y se producen estos malos olores.

 

Lo primero que debemos tener en cuenta cuando nos encontramos en una situación de desagüe embozado o maloliente en nuestra casa, es revisar los sifones. Todos los aparatos sanitarios tienen sifón o bote sifónico, en el caso de un sifón se instala individualmente uno por aparato sanitario (bidé, lavabo, etc.) y suele estar en la parte posterior o inferior del aparato sanitario.

Suelen ser un conjunto de tubos de color blanco con una tuerca inferior de registro que deberemos de aflojar dando vueltas a izquierda. Accederemos a la ubicación donde se depositan los residuos orgánicos que el agua no puede llevarse consigo.

Si continuamos teniendo el mismo problema que antes de revisar el sifón podemos intentar desembozarlo ejerciendo presión sobre el desagüe, ayudándonos de lo que vulgarmente se llama un “chupón”, una especie de ventosa que aplicaremos al agujero del desagüe.

Para remover el atasco llenaremos, en el aparato sanitario, un poco de agua y ejerceremos unos movimientos rápidos (con el chupón) de abajo hacia arriba para provocar el movimiento del atasco y su continua disolución.

Una vez realizada esta operación si tampoco ha surtido efecto, habría que pasar a la solución que prácticamente tiene que darnos la resolución definitiva. Se trata de utilizar un producto químico especialmente diseñado para atascos domésticos. Simplemente tenemos que seguir los pasos que os vamos a ir indicando a continuación.

Como con cualquier producto químico, debemos tener unas mínimas precauciones como por ejemplo utilizar guantes, no dejarlo al alcance de los niños, no acercar la cara al producto, etc. Hablamos de un desatascador de desagües enérgico para diluir los residuos orgánicos e inorgánicos del desagüe por lo tanto, al utilizar este producto, no tenemos que acompañarnos de ningún tipo de mecanismo, solamente el desatascador.

1- En primer lugar debemos intentar que en el desagüe quede lo menos posible de agua.

2- En segundo lugar, si es posible, debemos verter el líquido directamente al tubo de desagüe sin pasar por el sifón, así conseguiremos que el desatascador llegue directamente al emboce.

3- Una vez tomadas estas precauciones verteremos el líquido lentamente en el desagüe.

4- Acto seguido echaremos un vasito de agua fría y esperaremos durante 8 o 10 minutos, una vez pasado este tiempo echaremos agua en abundancia ya que el desagüe estará limpio y como nuevo.

Si ninguna de las técnicas explicadas funcionara, sería ya necesario contactar con un profesional que pudiera revisar y valorar el estado de la instalación de fontanería.

Fuente: fontaneriaysaneamientos.com

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