La profesión del fontanero tiene la particularidad de que su actividad incide directamente en el consumo de un recurso escaso como el agua y en la capacidad de contribuir a su ahorro tanto a través de la instalación de materiales y elementos que propicien la reducción del consumo como del impulso al desarrollo de sistemas que permitan su reciclado y reutilización.
Los fontaneros, profesionales de las instalaciones térmicas y de fluidos, desarrollan su actividad no solo a nivel doméstico sino también industrial ya que la profesión comprende diversas funciones que van desde la instalación de sistemas de agua fría y caliente, servicios sanitarios, sistemas de calefacción y tuberías o sistemas de suministro de gas hasta la instalación de los sistemas de drenaje y de refrigeración de gran tamaño dirigidas a la industria.
Es en el ámbito de este desarrollo profesional en el que debemos entender que los procesos productivos deben estar cada vez más vinculados al medio ambiente y a su vez, a las actividades económicas. Sólo así podremos hablar de desarrollo sostenible, también en la fontanería.
Así, la formación es y será la vía más adecuada como vía de integración de los conceptos medioambientales en la profesión. En la actualidad, los estudios en fontanería capacitan a los fontaneros para el desarrollo y planificación de proyectos de instalaciones en edificios y procesos industriales teniendo en cuenta protocolos y normativas de seguridad, calidad y respeto al medio ambiente.
Pero la profesión del fontanero no es una excepción y cada vez son más demandados los profesionales cualificados con conocimientos tecnológicos.
“Los retos que se nos plantean en nuestro sector son altamente ilusionantes y asumibles, teniendo que ver principalmente con todo lo relacionado con la eficiencia y ahorro energético, las energías renovables y sus posibles combinaciones, el respeto al medio ambiente”. En definitiva, el mayor confort de los ciudadanos con el menor coste posible en todos los sentidos: económico, energético y medioambiental.